EDWIN REYES ZAMORA


poemas del libro
Catalepsia

11 de octubre

De tarde en tarde en el vertedero de la gran ciudad aparecen
cosas útiles (latas de pescado a medio consumir o algún harapo
yanqui).

Diríase que en naciones como esta los escrúpulos son sueños
borrosos de la infancia (amaneramiento burgués).

Donde termina una montaña de detritus comienza otra montaña
de detritus.

Hombres rudos, cuya única misión es estibar hasta que el sol se
encaje detrás de la basura (y en las noches tormentosas prenderle
su velita a Trotsky), sobreviven cantando los muchos himnos
de la patria.

Post-guerra: un daguerrotipo:
Sobre roedores y bajo quebranta
huesos los personajes ríen de
la amnesia de Dios.

Ayer, entre cantidades rosadas de periódicos (rastro hemorroidal),
descubrimos otra silueta adolescente: la mano sobre el pecho,
la boca ligeramente abierta y dos agujeros rojos en un costado;
algo que los patriarcas occidentales nombran el poema. Una
enorme cucaracha salió del orificio auditivo izquierdo y se
introdujo en el orificio nasal derecho.

Vinieron todos los vecinos, sopa-de-gallo, película doblada al
español


El vigía
Unas líneas para el lord
protector de los niños

Cuando sol o lluvia ácida cae refractándolo todo, desde un
sexto piso de hospital, la intransigencia de Maceo luce
diferente.

Durante el día, bandas de pájaros sobre esculturas. En la
noche, devotos de Yemayá arrojan piñas y cocos milime-
trando la altitud del muro.

Para quien tiene techo frágil y sequedad bajo la lengua
estas postales pueden convertirse en el país o en el recuerdo
del país.

A pesar de las ruedas oxidadas y chirriantes gritó el enfermero
de turno:

Es mejor pincharlo por la espalda.


Limpieza de aura

Un rogamiento de cabeza
quebrarle el pescuezo a la paloma
dejar que la sangre penetre
lentamente los poros
inundando el cerebro.

Ocho onzas de pan
y tres kilos de azúcar
para extender la existencia como un manto
sobre país en ruinas.
Hijo de indio y negra
hace cruces en su piel
esperando el retorno al embrión
a través de un útero caliente.

Ya llegaron los santísimos varones


pero todo es lo mismo
tumor nacionalista
metástasis

Con certeza
nuestros muertos piden sal
gota
a
gota
el Caribe sostiene esta química.


Memoria afectiva

Alamar: otro barrio periférico al este de la Habana, edificio
con reja sobre un terreno duro donde los árboles crecen al revés
y la familia visita a sus muertos en la costa.

Como en una novela de Proust, viendo a mi padre alimentar
el fuego mientras copos de nieve golpean la ventana, el
mismo escenario, los mismos personajes resucitan.


A veces la memoria es un cuerpo en descomposición.
Mi cuchara de albañil raspa tanques de basura bajo la insistente
alarma de combate esquivando el reflector fronterizo.

Si pudiera refugiarme en el trono del dios, con un revólver
dispararía cinco proyectiles contra el pecho lanudo de mi
prójimo.

Como en una novela de Proust, viendo a mi padre abandonar
el Fuego y ponerme delante dos pastillas rojas junto al vaso
de agua con azúcar.



Claustro-vía

Reja.
Madre sácame de aquí, ya no quiero ser la puta.
Padre sácame de aquí, ya no quiero ser la puta.

3 vueltas a la izquierda, 2 vueltas a la derecha.
Reajuste en el sensor del audio.
3 vueltas a la derecha, 2 vueltas a la izquierda.

Hijo sácame de aquí, ya no quiero ser la puta.
Puta sácame de aquí, ya no quiero ser la puta.
Reja.
Pestillo.
Cortina.